España sin libertad de expresión

España parece vivir bajo un pentágono de contradicciones. En primer lugar un PP salpicado de corrupción que quiere aplicar una ley mordaza a quienes se quejen demasiado de ello. En segundo lugar unos medios de comunicación controlados, clara o sutilmente, por distintos poderes que dicen defender la democracia y la libertad de expresión. En tercer lugar un Gobierno que parece influir en algunos tribunales para encarcelar a pacifistas acusándoles de tumultuosos. En cuarto lugar allegados al PP que han filtrado documentos falsos para desacreditar a otros líderes en la oposición. Y la quinta cara de este pentágono lo es una monarquía intocable que defiende los palos constitucionales ante manifestaciones pacíficas. Visto todo lo anterior cabe dudar de lo que el Rey Felipe VI ha declarado en varias ocasiones en medios internacionales, que España posee una democracia avanzada. Pues a tenor de este pentágono de hechos hay un puntal de esta democracia, la libertad de expresión, que cojea en demasía. De hecho hay quienes ven grandes paralelismos entre la España del 2018 y los Estados Unidos de 1971. Vean la última película de Steven Spielberg, Los Documentos del Pentágono, y se darán cuenta que la libertad de expresión siempre ha escocido a los poderes que viven bajo contradicciones, corruptelas o mentiras. La diferencia fue que en USA los medios se atrevieron a difundir la verdad y el Gobierno de Nixon tuvo que dimitir al poco tiempo. Es decir, los medios estuvieron al servicio de los gobernados y no de los gobernantes. Si alguien en España rodara un largometraje valiente y equivalente al de Spielberg quizás se titularía Los Documentos del Penta NODO, aunque dudo que éste rompiera el silencio de muchos medios. Quien calla otorga, es decir, se convierte en cómplice de este vacío en libertad de expresión.